tag:blogger.com,1999:blog-36056749518715810482024-03-13T08:08:35.472-07:00VIOLENCIA EN COLOMBIAVIOLENCIA EN COLOMBIAhttp://www.blogger.com/profile/13767606420281160032noreply@blogger.comBlogger1125tag:blogger.com,1999:blog-3605674951871581048.post-77074369079052159702010-11-25T15:50:00.000-08:002010-11-25T15:50:46.084-08:00VIOLENCIA EN COLOMBIA UNA REALIDAD<b>La violencia y sus “causas objetivas”</b><br />
<br />
<span style="color: lime; font-family: Arial,Helvetica,sans-serif; font-size: large;"><u>Por Eduardo Posada Carbó*<br />
La idea que relaciona los niveles de violencia con la situación económica y social del<br />
país, advierte Mauricio Rubio, “ha sido el conductor más importante de las políticas<br />
estatales en materia de violencia, incluyendo los actuales esfuerzos por lograr la paz”<br />
(Crimen e impunidad, Bogotá, 1999, p. 82). En el lenguaje académico que permeó el<br />
discurso político, esta idea se conoce como las “causas objetivas” de la violencia. Con<br />
ella quiere expresarse que la violencia tiene un origen estructural: en la pobreza, en las<br />
desigualdades económicas, en fin, en la falta de oportunidades – sociales, políticas o<br />
económicas -, ofrecidas por el sistema.<br />
El actual proceso de paz, como los anteriores desde la década de 1980, fue concebido<br />
sobre estas premisas. En su discurso del 8 de junio de 1998, el entonces candidato a la<br />
presidencia Andrés Pastrana, expresó que la acción del Estado se concentraría “en las<br />
llamadas causas objetivas de la violencia: la pobreza y la inequitativa distribución de<br />
los ingresos. Ya es hora de que Colombia cuente con una política de paz que involucre<br />
en este propósito nacional las principales herramientas políticas y económicas con que<br />
contamos” (Hechos de Paz, Bogotá, 1999, p. 36). Este enfoque, sin embargo, no era<br />
novedoso. La creencia en la necesidad de combatir las “causas objetivas de la<br />
violencia”, para lograr la paz, ha dominado en el lenguaje de los sucesivos gobiernos<br />
colombianos, e inspirado sus respectivas políticas estatales.<br />
Alrededor de este tema ha existido un alto grado de consenso social. Políticos de todos<br />
los partidos, empresarios, académicos, y miembros de la Iglesia comparten el<br />
diagnóstico. La guerrilla, por supuesto, justifica su existencia bajo este discurso, y bajo<br />
este discurso ha definido con claridad su propuesta de paz. A la pregunta “¿Para<br />
cuando la paz?”, uno de los líderes de las Farc respondió en El País de España: “…lo<br />
que se está buscando en la mesa (de negociación) no son la desmovilización y la<br />
entrega de armas, sino la solución a fondo de los problemas, social, económico y<br />
político del país… porque la paz vendrá cuando la gente deje de aguantar hambre,<br />
cuando tenga empleo, cuando no la maten, cuando tenga garantías para pensar<br />
distinto” (El País, 02/03/00).<br />
El dominio tradicional de la interpretación de la violencia colombiana como resultado<br />
de las citadas “causas objetivas de la violencia” se encuentra ahora en entredicho.<br />
Desde 1994, con la publicación del trabajo pionero de Fernando Gaitán (con Malcolm<br />
Deas, Dos ensayos especulativos sobre la violencia en Colombia, Bogotá, 1994), han surgido<br />
nuevas explicaciones alternativas al problema. Tras una revisión pormenorizada de<br />
diversas teorías, Gaitán concluyó que ni la pobreza, ni las desigualdades, ni otras<br />
razones estructurales podían por sí solas responder por los grados extraordinarios de<br />
la violencia colombiana. Gaitán sugería prestar más atención a las consecuencias del<br />
delito, al sistema judicial y a los altos grados de impunidad frente al crimen. Tras la<br />
publicación del ensayo de Gaitán, otros trabajos han explorado de forma sistemática<br />
esta línea revisionista – entre los que se destacan los de Armando Montenegro, Carlos<br />
Esteban Posada, Mauricio Rubio y Alejandro Gaviria.<br />
En un ensayo reciente Fernando Gaitán y Santiago Montenegro emprendieron “una<br />
mirada crítica a veinte años de estudios sobre la violencia en Colombia” (Bogotá, sin<br />
publicar, julio del 2000). En este valioso esfuerzo sintético, los autores vuelven a<br />
subrayar las falacias de la teoría sobre las “causas objetivas de la violencia”, pero<br />
concluyen con unas observaciones más generales. Según ellos, es necesario que los<br />
trabajos sobre la violencia en Colombia se encuentren “firmemente respaldados en<br />
datos empíricos”, que “resistan las pruebas del tiempo y de las comparaciones<br />
internacionales”, y que permitan “jerarquizar las causas de la violencia”, con el fin de<br />
poder así jerarquizar políticas y canalizar recursos hacia aquellas áreas prioritarias.<br />
El último trabajo que he conocido sobre este tema es la investigación de Fabio Sánchez<br />
Torres y Jairo Núñez Méndez, “Determinantes del crimen violento en un país altamento<br />
violento: el caso colombiano” (Bogotá, mimeo, septiembre del 2000). Sus conclusiones,<br />
tras un estudio sistemático de diversas variables en las siete principales ciudades<br />
colombianas, vienen a reforzar las teorías revisionistas sobre el origen de la violencia.<br />
En sus palabras, las “variables socioeconómicas como pobreza o desigualdad afectaron<br />
muy poco el comportamiento de la tasa de homicidios”. En cambio, la explicación<br />
“fundamental del aumento en la tasa de homicidios durante los años ochenta fue el<br />
incremento de la actividad del narcotráfico y en menor medida el colapso del sistema<br />
judicial”.<br />
Va siendo hora, pues, que las políticas de paz del Estado - bajo éste o cualquier otro<br />
gobierno -, tuviesen en cuenta los resultados de todas estas nuevas investigaciones. A<br />
los trabajos de los investigadores colombianos se han sumado también los de expertos<br />
extranjeros, como los ensayos de Paul Collier, que han minado aún más la credibilidad<br />
de las “causas objetivas” para explicar los orígenes de la violencia. Un mejor<br />
entendimiento del conflicto armado colombiano - condición básica para las<br />
posibilidades de conquistar la paz -, debe comenzar por apreciar los errores del<br />
diagnóstico que hasta ahora ha servido para sustentar políticas frustradas. Una<br />
redirección de las políticas de paz del Estado, sin embargo, no será tal vez posible<br />
mientras el clima de opinión nacional siga su camino sin advertir debidamente los<br />
resultados de las nuevas investigaciones sobre la violencia.</u></span><br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgG1UkiZporg8FhjK_JfFtkiD-5gAE3_U9mhtKsBUjANlyKGiZvicy51_cQdajNwkGbX2nwDrUYo51FvcptW7fCb2bVUgDntaFAhcWnsD4J3WLuqDM16C7Lnhz4WZ7iCp7dUIVtLTh98oA/s1600/microsThumb.php.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgG1UkiZporg8FhjK_JfFtkiD-5gAE3_U9mhtKsBUjANlyKGiZvicy51_cQdajNwkGbX2nwDrUYo51FvcptW7fCb2bVUgDntaFAhcWnsD4J3WLuqDM16C7Lnhz4WZ7iCp7dUIVtLTh98oA/s1600/microsThumb.php.jpeg" /></a></div>VIOLENCIA EN COLOMBIAhttp://www.blogger.com/profile/13767606420281160032noreply@blogger.com0